Otra vez sopa de arroz. Otra vez balas de gomas y corridas. Otra vez la locura. Otra vez perdieron los hinchas, esos lo que ahorran monedas para disfrutar de un espectáculo único. Por lo menos 2.000 simpatizantes de ambos clubes, con entradas en la mano, se quedaron sin ingresar al Monumental porque no entraba ni un alfiler.
El final de esta historia se lo presentía desde muy temprano, cuando los equipos de radio los policías comenzaban a pedir refuerzos para custodiar los ingresos, ya que todo se organizó a último momento. A las 17.30, una hora antes de que comenzara el partido, se cerraron los portones de Laprida y Bolivia y, después la de Laprida y Chile. Los hinchas de Atlético y River esperaron en vano ingresar. No acataron la orden de retirarse del lugar. Lo hicieron cuando los uniformados dispararon balas de goma.
¿Qué pasó? "Defensa Civil dio la orden de cerrar las puertas y la acatamos en el acto. Se habían autorizado que se vendan 26.300 entradas en total, pero estimamos que fueron más de 30.000 personas que estuvieron en el estadio, según un informe preliminar. Según nuestros cálculos, por lo menos 2.000 se quedaron sin ingresar", aseguró Eduardo Di Lella, secretario de Seguridad Ciudadana que supervisó personalmente el operativo. Luis Narchi, que no supo precisar la cantidad de simpatizantes que estuvieron en el estadio, aclaró que nadie se quedó sin ingresar. "Después de analizar la situación, se ubicó a los simpatizantes de ambos equipos en distintos sectores del estadio", explicó. ¿A los qué se quedaron sin ver el encuentro, se le devolverá el dinero? "Creo que nadie se quedó sin entrar", insistió.
Los hinchas no ocultaron su bronca. "La culpa la tenemos nosotros. No entendemos que los directivos se nos siguen burlando. Cada vez que hay un partido importante pasa lo mismo. Y seguimos comprando", comentó Luis Castro, empleado de comercio.
"Es una vergüenza porque había como tres entradas diferentes para ingresar al mismo sector. Así es imposible determinar cuál es la falsa", destacó María Fernanda Carrizo, que tampoco pudo ver a su "millo" querido. David, estudiante universitario que pidió que su nombre se mantuviera en reserva, se presentó en nuestro diario para denunciar el caso. "Lo de Atlético es una estafa, por los dirigentes vendieron más entradas de lo que estaba permitido. Quiero que me reintegren la plata, porque la situación económica no está como para regalar la plata", explicó el joven.